La hepatitis es la inflamación del hígado, ocurre cuando se lesiona o infecta, lo que puede dañar su buen funcionamiento. Puede ser producto de una infección aguda o una infección crónica, dependiendo del tipo de hepatitis que contrae la persona.
Algunas personas no presentan síntomas y no saben que están infectadas. En caso de tener síntomas, estos son los más comunes:
- Fiebre
- Fatiga
- Pérdida de apetito
- Náuseas y/o vómitos
- Dolor abdominal
- Orina oscura
- Heces de color arcilla
- Dolor en las articulaciones
- Ictericia, que es la coloración amarillenta en la piel y los ojos
Si, la infección es aguda, los síntomas pueden comenzar entre dos semanas y seis meses después de haberse infectado. Si es crónica, es probable que los síntomas se presenten muchos años después.
¿Cuáles son los tipos de hepatitis?
- La viral: Es una infección que causa inflamación y daño al hígado, diferentes tipos de virus causan esta hepatitis
- Hepatitis A: Este tipo causa una infección aguda y por lo general mejora después de algunas semanas sin tratamiento, se transmite a través del contacto con las heces de una persona infectada
- Hepatitis B: Puede ocasionar una infección aguda o crónica, la cual es transmitida por la exposición a los fluidos corporales infectados. Los casos agudos pueden no presentar síntomas y desaparece por si sola, cuando es crónica puede incluir insuficiencia hepática y requiere de medicación
- Hepatitis C: El virus se propaga por el contacto con la sangre contaminada, se trata con medicamentos antivirales en algunas personas
- Hepatitis D: Este tipo solo se produce en personas infectadas por el virus de hepatitis B, la transmisión requiere el contacto con sangre infectada, existen pocos tratamientos para esta patología, sin embargo, por lo general el tratamiento se enfoca en los cuidados de apoyo
- Hepatitis E: Se transmite especialmente al ingerir agua infectada con materia fecal, se cura sin necesidad de tratamiento, entre cuatro y seis semanas
Para lograr diagnosticar si el paciente sufre de hepatitis y determinar cuál tipo es se requiere de:
- Evaluación general
- Examen físico
- Análisis de sangre
- En ocasiones se solicitan ecografías, tomografía o una resonancia magnética
- Es posible que se solicite, según sea el caso y condiciones del paciente, una biopsia del hígado para tener un diagnóstico claro
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